Señora directora: Mucho le agradecería que me hiciera favor de publicar esta carta que le estoy haciendo llegar al doctor Francisco Barnés de Castro, rector de la UNAM.
Desde que falleció mi esposo, Javier Barros Sierra, yo me he mantenido
siempre al margen de todo lo relativo a los problemas de la universidad,
pero este conflicto ha llegado a tal punto que no puedo más que
preguntarme qué pasó.
Todavía recuerdo con emoción como hace algunos meses acudí
al homenaje que en memoria de mi marido se organizó en la UNAM.
En esa ocasión, usted me comentó que quería seguir
el ejemplo de Javier Barros Sierra, y hasta donde puedo ver, está
haciendo exactamente todo lo que él no haría.
Su norma fue siempre la de escuchar de frente a los universitarios y razonar
con ellos; una de sus frases preferidas era ''Viva la discrepancia''.
Simplemente no alcanzo a comprender qué busca lograr manejando el
conflicto como hasta ahora, por qué permitió que creciera
hasta este grado, convirtiéndose en un río revuelto en donde
diferentes grupos tratan de sacar beneficios personales que no tienen nada
que ver con el crecimiento de la universidad.
Yo creo que si reflexiona usted y cambia su actitud, aún tiene la
posibilidad de ser recordado como un rector capaz de admitir sus errores
y remediarlos.
Me parece que el desplegado Carta a la Nación en Defensa de la UNAM
expresa parte de mis sentimientos y es un llamado de paz para que la UNAM
salga fortalecida de este conflicto. Por ello, de forma pública
me adhiero a él.